lunes, 10 de febrero de 2014

Roberto Juarroz


"Nadie posee nada. 
Para poseer algo es preciso desnudarlo, apoderarse de su centro y tener un espacio donde protegerlo. 
Nadie puede, para poseer una rosa, desvestirla de sus pétalos y retener su fragancia. 
Las manos del hombre son siempre manos vacías. 
Tal vez nuestro ejercicio fundamental consista en aprender a amar y escribir con las manos vacías".

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