"...Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua; pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras para subir a las cumbres del espíritu y del corazón, porque la agonía física, biológica, natural de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida..."
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