Acabará asomándose el árbol por encima
del muro aunque lo vayan dejando solo
los años y verá la luna llena sobre los almendros
en flor, subiendo desde el horizonte. Y aguantará
el jolgorio de los pájaros en el relumbre
postrero del otoño, dando por bueno
su regocijo en medio de la tristura. Será
justo y querrá que su desánimo sea luz
y mañana. Querrá su altura. La belleza
es tranquila, se ahínca, necesita reposo.
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