martes, 26 de noviembre de 2013

"Distancia" - José García Obrero

La proximidad enciende el escenario a este lado del tiempo.
Haces de luz irrumpen bajo nuestra ventana.
Al bajar las persianas, un baile de siluetas de deshace
en la noche;
deshojamos el tiempo jugando con la luz.

Quiero estar tan cerca que no me reconozcas, 
que te duela la mirada intentando enfocarme. 
Te abandones entonces a sentir solamente mi tránsito
en tu tórax, 
un cambio de colores oscilando en tus ojos, 
latiendo como un péndulo al compás de las manos. 

Hay que buscar a tientas la distancia adecuada.
Retroceder al magma no es bastante camino.

Sigo estando tan cerca que confundes mi nombre.
Se alojan en mi cuerpo todas las formas vivas que buscan
abrigarte.
Emerge un archipiélago entre nuestras salivas.
Asciende el oleaje hasta cubrir de escamas el blanco de 
los ojos.

La noche cae al fondo
tejiendo entre nosotros su cortina de escarcha, 
difumina las huellas de un trayecto quebrado.

No hay nada entre las manos,
ni siquiera ceniza,
ni siquiera unos hilos flotando entre la luz.
Nuestro roce es ahora un profundo agujero,
una raja en los ojos.
Ya somos ese túnel que recorre el gentío
con antorchas de aceite, golpes y alaridos.
La cortina de escarcha nos inunda la boca.

Regresamos entonces a la alfombra del cuarto.
La ventana de escarcha nos inunda la boca.

Regresamos entonces a la alfombra del cuarto.
La ventana permite definir la materia.

Ahora eres fruta dulce que pende de las farolas.
Yo soy el tallo en sombra que trepa por las fachadas.

Quiero estar cerca
que mi paso sea materia en tu mirada.

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