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“La decisión de cortar,
en el cine, es muy similar a la decisión, en poesía, de dónde terminar cada
verso. ¿Con qué palabra? Ese punto final poco o nada tiene que ver con la
gramática de la frase. Es sólo que el verso está pleno en ese punto, lleno de
significado y maduro de ritmo. Al terminarlo en el punto que lo hace, el poeta
expone esa última palabra al vacío de la página, que es una forma de dar
énfasis a la palabra. Si añade dos palabras detrás, sumerge a aquella palabra
en el verso, y resulta menos visible, tiene menos significado. En el cine
hacemos algo muy parecido: el final de un plano da a la imagen de ese último
fotograma un significado añadido, que nosotros explotamos.
Para determinar ese fotograma final observo intensamente el plano. Va
pasando ante mí, hasta que, en un determinado punto, me estremezco, es casi un
espasmo involuntario, un equivalente del parpadeo. El punto del espasmo es
donde se termina el plano.”
Extracto del libro “El arte del montaje” (Conversaciones con Walter Murch)
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